PARANOIA A PEDAL

domingo, 23 de mayo de 2010

Me fastidian IX


- Los holgazanes de cuarta que si, por ejemplo, uno les pasa un link, en vez de poner su dedo índice en acción sobre el mouse y hacer un click para ver de qué corno se trata, preguntan "¿qué es?". Lo mismo cuenta para los iletrados que en vez de leer la contratapa de un libro hacen la misma pregunta idiota. ¿Acaso tengo cara de licenciada en resúmenes?

- Los individuos que como no les da el físico para levantarse a nadie -o tienen una personalidad tan apestosa que nadie los quiere- se inventan que son Dalí, se compran un super cámara/súper pinceles, pinturas y elementos afines, e inundan el pseudo mundito del arte con sus porquerías que sobrepasan el límite de la grasada, rompen las pelotas a medio mundo hasta lograr hacer alguna exposición pública algún día y se empiezan a creer que son los artistas del abismo. ¡Caete al abismo de una buena vez y no vuelvas nunca más! (despotricación casi literalmente robada a mi amiga Aye, que sí es una artista de verdad)

- La gente llanamente inútil. Esos que no saben hacer nada. No saben cocinar, ni buscar algo en google, ni hacer la cama, ni buscar un número de teléfono ni mucho menos usar la "guía T". No me explico como esa gente sobrevive.

- Los que aprovechan la tecnología para llamar la atención y fastidiar al prójimo. En mi tierna adolescencia -en la cual no existían los celulares ni la internet- cuando alguien me quería joder las pelotas utilizaban recursos tales como hablar mal por detrás o en mi cara, histeriquear a algún noviecito, etc... arriesgándose a que les baje los dientes de una piña o devolvérsela por igual. Los fastidiosos más osados recurrían a llamar al teléfono de línea para hacerme quedar como el culo con mis padres (cosa que también yo podía devolver con la misma moneda). Ahora estos seres rastreros y cobardes se refugian en la impunidad de la web para publicar lo que se les canta sobre la intimidad ajena sin límites ni respeto alguno. O en forma menos vil pero igualmente repugnante, recurren a los insistentes mensajes de texto para incomodar al receptor y/o a la pareja de éste. Luego del breve lapsus de ira que causa su accionar, deberían saber que lo único que logran es lástima, desprecio y finalmente olvido absoluto.

- Los cacahuetes que dicen frases tales como "soy amante del buen vino" al mejor estilo Boy Olmi (que no sé si alguna vez habrá dicho frases como ésta pero da con el perfil). Loco, si tanto amás el vino sos un simple alcohólico, no jodamos.

- Boy Olmi.

- Los odiosísimos que siempre llegan tarde/no hacen las cosas y encima con absoluta flojedad se justifican con el cliché "me colgué". ¡Andá a colgarte de la horca la próxima vez, por favor!.
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